Por César
Sánchez Martínez
Es
interesante el acostumbrado saludo del apóstol Pablo a sus consiervos. Pablo
inicia esta carta donde les instruirá acerca de la segunda venida de Cristo,
desde Corinto, poco tiempo después de escribir la primera epístola. Esta forma
de saludar por escrito del apóstol es usual en todas sus cartas. Justo en estos
tiempos de prueba, Pablo tiene la intención de animar a los creyentes ante una
nueva ola de persecusiones. Eran tiempos difíciles. Algunos creyentes al sentir
en carne propia las persecusiones, pensaban que la venida del Señor ya había
ocurrido. Eso también fue otro motivo de la carta. Eso motivó que algunos
cristianos, al no poder reunirse públicamente, comenzaron a vivir de manera
desordenada.
Se parece
mucho a los tiempos presentes, ahora que es difícil reunirse con otros
creyentes para tener comunión.
La iglesia
estaba en Tesalónica, mejor dicho Salónica que fue el nombre original. Esta
ciudad fue fundada por el rey Casandro entre los años 316 y 315 antes de Cristo
y fue la capital del reino de Macedonia, provincia luego en los tiempos del
imperio romano, en 146 AC cuando cayó la ciudad. El nombre se debe al rey
Filipo quien al vencer a sus enemigos los tesalios cambió el nombre de Salónica
a Tesalónica en recuerdo a su esposa Thessalonike, hermanastra de Alejandro
Magno.
La iglesia
de Tesalónica fue iniciada por el apóstol Pablo en su segundo viaje misionero
aproximadamente en el año 51 DC. En los tiempos del apóstol, Tesalónica era una
principal ciudad griega en Macedonia, como lo es en la actualidad.
En su
saludo, Pablo hace énfasis en que los creyentes pertenecen a Dios. Esa frase
"...Dios nuestro Padre y en el Señor Jesucristo", habla, precisamente
de PERTENENCIA. El creyente pertenece a Cristo, ha sido comprado por su
preciosa sangre. Nuestra vida no nos pertenece, es de Dios. Por lo tanto,
debemos vivir de acuerdo al plan de Dios para nuestras vidas.
Por eso
Pablo pide a los creyentes que le entreguen su amor y paz de todo corazón. Ese
es la enseñanza bíblica. Somos parte de la familia de Dios y El es nuestro
Padre. Somos hijos como bien nos recuerda Juan 1:12.
Dios los
bendiga ricamente carísimos hermanos.
"Queridos
hermanos y hermanas de la iglesia en Tesalónica: Nosotros Pablo, Silvano y
Timoteo, los saludamos a ustedes, que pertenecen a Dios nuestro Padre y al
Señor Jesucristo, a quienes les pido de todo corazón les den su amor y su
paz".
2
Tesalonicenses 1:1-2
TLA Traducción en
Lenguaje Actual.
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