lunes, 3 de agosto de 2020

QUE DEBE HACER UN CREYENTE ANTE LA PANDEMIA


Estamos viviendo tiempos muy difíciles y la pandemia se agudiza cada día más. No represento a la iglesia evangélica, simplemente lo haga como un creyente más en el Perú, en América Latina y el mundo. Como periodista cristiano, veo y soy testigo de lo que ocurre a nuestro alrededor. Por favor no hagan visitas ni visiten a nadie, no por falta de amor, sino por todo lo contrario. Si amamos a nuestros hermanos, no hagamos nada que los perjudiquen. Varias personas han fallecido, incluyendo creyentes, sin haber salido de casa, el virus llegó con una visita u otra persona que lo trajo. Sólo han quedado huérfanos, viudos, dolor, soledad y tristeza. Es verdad que estamos en la mano de Dios, pero la separación del ser amado es un dolor profundo que si es real.

Tomemos la distancia social y si salimos usemos el tapaboca, y si es posible, el protector facial. Pueden ser asintomáticos y sin querer, transportan y propagan el virus. No permitan que otros se acerquen hacia ustedes sin las medidas de seguridad. El amor al prójimo, también es decirle cómo se deben hacer las cosas correctas.
Tengamos cuidado en el transporte público, bancos, mercados y otros lugares donde hay concentración de personas. Se ha comprobado que estos lugares son focos de contagio. Si la reunión es con creyentes, tomen las medidas de precaución. No estoy a favor ni en contra de los cultos en las iglesias, hoy prohibidas por razones de la pandemia. Simplemente seamos prudentes, acatando las normas vigentes. El creyente se sujeta a las normas vigentes. Nadie nos prohíbe nuestra fe, debemos compartirla usando herramientas como el teléfono, WhatsApp, correo electrónico, Messenger, videollamadas, aplicativos de reuniones (Zoom, Google Meet, Jitsi Meet, Facebook Live, etc.) y diversas redes sociales. No habrá una iglesia en un lugar determinado, pero ahora cada hogar es una iglesia. Oren, alaben y adoren al Señor en sus casas, y oremos para que pronto se descubra una vacuna y todos tengamos la libertad de reunirnos públicamente para adorar a Dios.
Lávense las manos con agua y jabón para lavar ropa constantemente para desinfectarse. También usen alcohol para esos fines. Llegando a casa, si han estado en algún lugar de concentración, desinfecten la ropa que usaron y los zapatos. Aún en la Biblia encontramos a gente que cuando llegaba a una casa, se les lavaba los pies por la contaminación de los caminos.
Esta pandemia no es el apocalipsis, ni el fin del mundo. Para los creyentes es una prueba más. Nuestras vidas están llenas de prueban y retos. Es parte de la disciplina de Dios para hacernos más santos y consagrados. Vivamos hoy como si fuera el último día de nuestras vidas.
Estamos llamados a ser luz y sal de la tierra en la obediencia, prudencia y otras medidas de bioseguridad. Dios nos use para ser de bendición para otras personas. (César Sánchez Martínez).

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