jueves, 7 de mayo de 2020

JESÚS SUDÓ SANGRE: ¿MITO O REALIDAD?

Por César Sánchez Martínez / LIMA

La Biblia es uno de los libros más extraordinarios de toda la literatura mundial. Por algo es la Palabra viviente de Dios, llamada también las Sagradas Escrituras. Sin embargo, hay muchos mitos que se han levantado sobre lo que dice la Biblia. Creencias que se aceptan como verdad, pero que no tienen ningún sustento escritural. Escribo mitos, porque ha quedado en el pensamiento popular y hasta los propios religiosos lo aceptan como hecho, simplemente porque, en estos tiempos, los ministros religiosos, no leen la Biblia y asumen que, porque la gente lo cree, así es. Veamos algunas de estas creencias.
JESÚS SUDÓ “SANGRE”
He escuchado, aún desde los púlpitos, que Jesús en su agonía sudó sangre. Eso es falso, la Biblia no lo afirma. Lo que la Biblia dice sobre Jesús cuando estaba en el huerto Getsemaní, en el Monte de los Olivos está en Lucas 22:44. “Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra”.

Si bien es cierto que este versículo sólo está en los manuscritos más tardíos, el texto lucano da a entender claramente que Jesús nunca sudó sangre, sino “como” grandes gotas de sangre. Tanto era el dolor frente a la muerte que el sudor era espeso, parecido a la sangre, pero no era sangre. Es bueno recordar que, en las traducciones más antiguas, el texto en mención no aparece.
No debemos olvidar que todos los manuscritos bíblicos en hebreo, arameo y griego conocidos en esa época fueron traducidos al latín por Jerónimo de Estridón en el siglo IV por encargo del Papa Dámaso I, dando origen a la primera Biblia traducida al latín con el nombre de “Vulgata Latina”. Por cierto, que también hubo otras traducciones previas de libros o porciones bíblicas al latín o griego, siempre en manuscritos, que eran escritura hecha a mano.
Muchos de estos manuscritos se reproducían mediante los “copistas”, que luego fueron sustituidos por los “amanuenses”, quien escribía por encargo o escribía los dictados. Por Ejemplo, el libro de Romanos fue escrito por el apóstol Pablo, pero el amanuense fue un tal Tercio (Romanos 16:22).
Las traducciones eran realizadas por los monjes católicos desde el latín al castellano, el español antiguo. Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera, fueron los monjes católicos que tradujeron la Biblia del latín al castellano. Casiodoro en 1569 con su famosa “Biblia del Oso” (el libro tenía el dibujo de un oso en la portada) y Valera en 1602 con la “Biblia del Cántaro” (tenía un cántaro en la portada).
La Biblia católica para Latinoamérica (Ediciones Paulinas, Verbo Divino) dice del mismo versículo “Oraba con más insistencia y su sudor se convirtió en grandes gotas de sangre que caían hasta el suelo”.
Sin embargo, muchos manuscritos más antiguos omiten este versículo. No obstante, las preguntas serían: ¿Puede una persona sudar sangre? ¿Qué dice la ciencia médica? ¿Fue así, o es un añadido de algún monje? Algunos autores y comentaristas, tienen diversos puntos de vista sobre el particular, pero si nos ceñimos estrictamente a lo que dice el texto lucano (añadido o no), no sudaba sangre, sino eran como grandes gotas de sangre. No olvidemos que Lucas fue médico.

CÉSAR SÁNCHEZ MARTÍNEZ (Lima, 1957) es periodista y escritor. Es miembro de la Iglesia Bautista e integrante del Consejo Directivo de la Sociedad Bíblica Peruana. Tiene publicado más de mil artículos sobre temas de su especialidad. Forma parte del Grupo Exégetas Perú y otros ministerios eclesiásticos.

1 comentario: